En segundo de carrera desarrollé una herramienta bastante simple. Tenía poco bagaje comparado con lo que sé ahora, pero resolvía un problema muy concreto que me molestaba a diario: crear nuevas playlists de spotify a partir de una ya existente, manteniendo lo que me gusta y filtrando lo que no. A día de hoy sigo usándola. Esa es, para mí, la prueba de fuego de cualquier software: su utilidad real.
- Si tienes una playlist enorme, ¿cómo te quedas solo con los temas de tus artistas o álbumes favoritos?
- Si quieres una versión “resumen” por décadas o años concretos, ¿por qué rehacerla a mano?
- Si quieres duplicar una playlist con otra portada, nombre y privacidad, ¿por qué perder tiempo?
Esta app lo hace por ti: toma una playlist existente y genera otra nueva a partir de criterios muy claros, en tu propia cuenta de Spotify.
1) Introduce la URL de tu playlist original
2) Inicia sesión en tu cuenta de Spotify
3) Visualiza la playlist: nombre, portada y listado de temas
4) Elige criterios:
- Artistas y álbumes a incluir con una lista seleccionable
- Rango de años con un control deslizante (por ejemplo, 2005–2015)
- Nombre, descripción y privacidad de la nueva playlist
- Portada personalizada mediante una URL de imagen
5) Pulsa “Crear playlist” y listo: se genera en tu cuenta, con un enlace directo para abrirla.
La experiencia es rápida, directa y sin distracciones. Lo importante es decidir qué quieres mantener de la original y crear la nueva en segundos.
Casos de uso reales
- “Best of” de un artista a partir de una playlist grande que mezcla discografía y colaboraciones.
- Recopilatorio por décadas: de una lista ecléctica, quedarte solo con 90s o 2010s.
- Versiones “limpias” para compartir: portada, nombre y descripción pensadas para una ocasión concreta.
- Playlist para foco: filtra por años y artistas para adaptar el mood a una tarea o evento.
Por qué la sigo usando
- Ahorra tiempo. Lo que antes llevaba minutos (o horas), ahora son un par de clics.
- Está centrada en decisiones, no en complejidad. Seleccionas criterios y produces un resultado útil.
- Se integra con mi flujo real: abro Spotify y la playlist ya está ahí, lista para usarse.
Lo que me enseñó
- La utilidad vence a la sofisticación. Un proyecto simple puede tener más impacto que uno brillante pero irrelevante.
- La interfaz importa. Cuando eliminar fricción es prioridad, la tecnología pasa a segundo plano.
- El ROI de lo pequeño. Un software sencillo que usas cada semana vale más que uno “perfecto” que nunca abres.
No todo proyecto necesita ser ambicioso para ser valioso. Si resuelve un problema real y lo hace con claridad, se gana su sitio en tu día a día. Este fue un proyecto de segundo de carrera; hoy, sigue siendo parte de mi rutina musical.