¿Te ha pasado que al aprender algo te das cuenta de que realmente no lo sabías tanto como creías? Esa es una de las claves de la llamada curva del efecto Dunning-Kruger, y la buena noticia es que si sientes cierta inseguridad o el famoso “síndrome del impostor”, quizá estás en el buen camino. En este post exploramos por qué los que menos saben suelen pensar que lo saben todo, por qué los que más saben tienden a dudar, y cómo aprovecharlo para crecer.
¿Qué es el efecto Dunning-Kruger?
El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo por el que las personas con poca competencia en un área tienden a sobreestimar sus capacidades.
Según los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, esta sobre-estimación se debe en parte a que las personas sin experiencia carecen de la metacognición necesaria para ver sus propias limitaciones.
En contraste, quienes tienen un nivel alto de competencia suelen subestimar sus habilidades, precisamente porque comprenden la complejidad del tema y saben lo que no saben. (Mente y Calma)
La “curva” de confianza vs conocimiento
Visualicemos mentalmente lo que ocurre: al principio de nuestro aprendizaje, cuando conocemos lo mínimo, nuestra confianza puede dispararse. Nos sentimos “sabedores” porque hemos aprendido los conceptos básicos. Pero luego, a medida que profundizamos, descubrimos cuán amplio y complejo es el tema, y nuestra confianza baja o se estabiliza — aunque nuestro conocimiento real aumenta. Finalmente, quizá alcancemos un nivel más maduro donde hay un equilibrio entre competencia y autoconciencia. Esta fase madura es menos “boom de confianza” y más humildad fundamentada.
Este patrón es lo que a menudo se llama la “curva de Dunning-Kruger”. (Muy Interesante)
¿Por qué los que saben más dudan más?
- Cuando descubres lo que no sabes, se abre un nuevo panorama de aprendizaje: te das cuenta de que el tema es mayor de lo que imaginabas.
- Tener experiencia y conocimientos implica reconocer casos, excepciones, variantes… lo que hace que tu estimación propia sea más cauta.
- En cambio, si tienes poco conocimiento, no ves lo que te falta, y por tanto puedes creer que con lo que sabes ya “lo controlas”.
Entonces: sentir que no sabes tanto como pensabas no es fallo, puede ser señal de que estás progresando.
El síndrome del impostor como señal de buen camino
El llamado Síndrome del Impostor se refiere a la sensación de que tus logros no son merecidos, o que en cualquier momento te “descubrirán” como alguien que no lo sabe tanto. Pero precisamente, si te das cuenta de que el tema tiene muchas aristas, que los demás pueden hacer preguntas que tú no sabes, o que el aprendizaje es continuo… estás en un lugar saludable.
En otras palabras: dudar de tu “expertise” es una señal de humildad intelectual, no necesariamente de que seas incompetente. Y eso es algo que se puede aprovechar para seguir aprendiendo y mejorando.
¿Qué hacer con esta conciencia?
Aquí van algunas recomendaciones prácticas para transformar la inquietud en motor de crecimiento:
- Mantén mentalidad de principiante: Aunque ya sepas mucho, adopta la actitud de que aún tienes mucho por descubrir.
- Solicita retroalimentación: Pide a colegas o mentores que te den un feedback honesto sobre áreas de mejora.
- Documenta lo que no sabes: Haz una lista de temas, preguntas o dudas que surjan en cada fase de aprendizaje.
- Celebra los logros, reconoce los límites: Reconoce lo que sí dominas, pero mantén el ojo abierto sobre lo que no sabes.
- Revisa tu progreso regularmente: Vuelve al inicio de tu curva: ¿estabas muy confiado sin base sólida? Ahora, compara con dónde estás.
- Convierte la duda en curiosidad: En lugar de ver la duda como un signo negativo, úsala como chispa para explorar nuevos caminos.
Aplicaciones prácticas en gestión, trabajo y desarrollo personal
- En un equipo de trabajo: los miembros que más se creen listos pueden pasar por alto errores o riesgos; los que dudan pueden aportar más preguntas valiosas.
- En formación: un formador que cree saberlo todo puede dejar de aprender, mientras que quien sabe lo que no sabe sigue evolucionando.
- En producto o emprendimiento: reconocer que “no lo dominamos todo” nos abre a innovación, colaboración y exploración, lo que va en línea con una cultura de mejora continua.
Conclusión
La próxima vez que te sorprendas pensando “¿realmente lo sé tan bien como creía?” o “¿por qué tengo dudas si llevo tanto tiempo en esto?”, recuerda: eso puede ser justo la señal de que estás avanzando. En la curva del aprendizaje, los que no saben mucho suelen estar muy seguros; los que saben mucho suelen estar más atentos a lo que no saben.
Así que, abraza esa humildad, mantén la curiosidad viva, y convierte el síndrome del impostor en tu aliado para seguir creciendo.