Después de seis meses trabajando de lleno en desarrollo backend, he hablado recientemente sobre la arquitectura de tres capas, una estructura que me ha ayudado muchísimo a mantener el código limpio y entendible en cada proyecto.
Hoy quiero ir un paso más allá y hablar de algo que se menciona constantemente cuando los proyectos crecen: los microservicios.
Qué es un sistema de microservicios
Un sistema de microservicios consiste en dividir una aplicación grande en varios servicios independientes, donde cada uno cumple una función muy concreta. Por ejemplo:
- Un servicio para la autenticación,
- Otro para el procesamiento de datos,
- Otro para las notificaciones,
- Y así sucesivamente.
Cada microservicio puede estar desarrollado con tecnologías distintas, tener su propia base de datos y comunicarse con los demás mediante APIs.
El gran beneficio es que puedes escalar y desplegar cada parte por separado, sin que una actualización afecte al resto del sistema.

Por qué los microservicios son tan útiles en proyectos grandes
Cuando trabajas en proyectos grandes —especialmente con varios desarrolladores o equipos—, los microservicios se convierten casi en una necesidad.
Permiten distribuir responsabilidades, reducir los puntos de fallo y desplegar más rápido.
Además, si usas contenedores Docker, puedes tener cada servicio aislado y controlado, lo que facilita la integración continua, los tests y la escalabilidad en entornos de producción.
Por eso, en empresas o proyectos complejos, la arquitectura de microservicios es prácticamente el estándar actual. Pero claro… no todos los proyectos necesitan llegar a ese punto.
Y si el proyecto es pequeño… ¿merece la pena usar microservicios?
Aquí es donde entra la parte práctica.
Si estás desarrollando tú solo, o el proyecto no va a crecer mucho, crear varios contenedores para simular un sistema completo de microservicios puede ser más una carga que una ventaja.
Más contenedores significa más configuración, más mantenimiento y más puntos donde pueden aparecer errores.
Pero eso no quiere decir que tengas que renunciar a su estructura.
Cómo aplicar la lógica de microservicios sin dividirlo todo
Aunque tu proyecto sea pequeño, puedes seguir aplicando la filosofía de los microservicios dentro de un único contenedor o repositorio.
Yo suelo hacerlo así en mis proyectos personales:
mantengo una estructura modular, donde cada módulo del código representa lo que en un sistema grande sería un microservicio.
Por ejemplo:
/auth
├── routes
├── controllers
└── models
/analytics
├── routes
├── controllers
└── models
/notifications
├── routes
├── controllers
└── models
De esta forma, aunque todo corra dentro de un solo contenedor, el proyecto ya está preparado para crecer sin desorden.
Y si algún día decides separar los módulos en microservicios reales, el salto será casi inmediato, porque la estructura ya está pensada para ello.
Arquitectura modular como punto intermedio
Esta forma de trabajar te permite combinar lo mejor de ambos mundos:
- La simplicidad de un único despliegue y una configuración ligera.
- Y la organización y escalabilidad propias de los microservicios.
En resumen: no necesitas un proyecto enorme para pensar como si lo fuera.
Diseñar con mentalidad modular desde el principio te ahorra muchos dolores de cabeza en el futuro.
Conclusión
Los microservicios son una de las mejores herramientas para escalar un sistema, pero no siempre son el punto de partida ideal.
Si el proyecto es pequeño o personal, lo más inteligente es mantener la estructura de microservicios dentro de un solo contenedor, con módulos bien separados y responsabilidades claras.
Así, cuando llegue el momento de crecer, no tendrás que rehacer nada, solo dividir lo que ya está bien diseñado.
Porque al final, la buena arquitectura no depende del tamaño del proyecto, sino de la claridad con la que está pensado.