Germán Mallo

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Germán Mallo
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Dual boot Windows 11 y Ubuntu: guía y opinión real

21/07/2025

Dual boot Windows 11 y Ubuntu: suena complicado, ¿verdad? Pues en mi caso era eso o seguir soñando con Linux sin soltar mis juegos de Windows. Aquí te cuento, con lenguaje de andar por casa, por qué me lancé y cómo monté un arranque dual en una tarde.

1. Spoiler: sigo usando Windows 11… pero ahora tengo un plan B

Durante años viví cómodo en el ecosistema de Redmond: Office, Photoshop, un catálogo infinito de videojuegos y cero complicaciones con drivers. Sin embargo, desde que empece a con mi nuevo puesto de trabajo, he estado lidiando con el entorno de linux, y me he dado cuenta del verdadero potencial que tiene para el campo de la programación y de la IA. Todo esto me hacía preguntarme si de verdad era tan ágil, tan seguro y tan ligero como parece que es.

La respuesta corta es sí… con matices. Por eso decidí lo siguiente: instalar Ubuntu 24.04 LTS en un disco aparte y mantener Windows 11 en el SSD principal. Así experimento lo mejor de ambos mundos sin quemar mis puentes.


2. Qué me empujó a dar el salto (y por qué ahora)

  • Aprender de verdad el ecosistema nix. Todo lo que huela a servidores, cloud o IA avanzada corre sobre Linux; quería hablar ese idioma con soltura.
  • Rendimiento y estabilidad para programar. Docker, CUDA y VS Code vuelan cuando no hay mil procesos en segundo plano.
  • Privacidad y control. Menos telemetría, actualizaciones a mi ritmo y la libertad de tocar cualquier rincón del sistema.
  • Inspiración de terceros. El vídeo de Windows vs Linux: un año después (lo tienes aquí) me recordó que ya no es “tan difícil” y que las ventajas reales merecen el esfuerzo.


3. Así monté el dual-boot sin dramas

  1. Preparé el hardware.
    • SSD NVMe 500 GB → Windows 11 + apps.
    • HDD 2 TB → almacén NTFS para juegos y backups.
    • HDD 1 TB → Ubuntu y solo Ubuntu.
  2. Desconecté los discos de Windows antes de instalar Linux. Un gesto de diez segundos que evita formateos accidentales.
  3. Instalé Ubuntu 24.04 en modo UEFI desde un Live-USB, creando su propia partición EFI y punto. GRUB quedó en ese mismo disco.
  4. Volví a conectar los discos de Windows y, desde BIOS + efibootmgr, puse GRUB primero y Windows Boot Manager después. Resultado: al arrancar veo un menú de 5 s para elegir.
  5. Aislamiento total de discos.
    • En Ubuntu desactivé el montaje automático de las unidades NTFS.
    • En Windows oculté el HDD de Linux desde el Administrador de dispositivos.
  6. Entorno de desarrollo listo: drivers NVIDIA, CUDA, Docker + nvidia-docker2, VS Code… todo funcionando con mi GTX 1650.

4. Primeras sensaciones: Ubuntu 24.04 vs Windows 11

  • Ligereza brutal. Con las mismas pestañas en Chrome y VS Code abierto, Ubuntu consume ~1,5 GB menos de RAM.
  • Terminal adictiva. Entre apt, git y docker compose hago en segundos lo que en Windows tardaba minutos con menús.
  • Drivers sin drama. ubuntu-drivers autoinstall y a correr; nvidia-smi muestra mi GPU lista para IA.
  • Juegos y Adobe siguen mejor en Windows. Proton ayuda, pero cuando quiero un AAA o edito en Premiere, reinicio a Windows y listo.

5. Ventajas que me ganaron… y los peros que me frenan

Lo que me encanta de Linux

  • Arranca rápido y no se traga la RAM con procesos fantasma
  • Libertad para tunear la interfaz, los atajos y cada detalle
  • Un ecosistema inmenso de software libre (GIMP, Inkscape, OBS, etc.)
  • Seguridad: todo pasa por permisos sudo, menos sustos con malware

Lo que todavía me ata a Windows

  • Suite Adobe, AutoCAD o ciertos softwares corporativos solo viven allí
  • Compatibilidad total con videojuegos recién salidos del horno
  • Drivers siempre actualizados para impresoras raras (sí, aún uso una)
  • Experiencia plug & play que no exige tocar la terminal

6. Entonces… ¿por qué Linux sigue teniendo fama de “difícil”?

Gran parte es costumbre: nos criamos con Windows en el cole y el cambio intimida. Además, hay mitos que ya no aplican —instalar apps con flatpak o snap es un clic—, pero la narrativa persiste. Y claro, si tu aplicación fetiche no existe en Linux, asumes que “Linux no vale”. Spoiler: en la mayoría de casos sí vale, solo que hay que buscar la alternativa o usar dual-boot como yo.


7. Conclusión: un pie en cada sistema y cero remordimientos

Después de unas semanas viviendo en dual-boot puedo resumirlo así:

  • Linux es mi taller de programación, IA y curiosidad geek.
  • Windows es mi estudio de vídeo, mi sala de juegos y mi zona segura para software propietario.

No tuve que elegir uno y renunciar al otro. Solo necesitaba un disco libre, un Live-USB y ganas de aprender. Si te ronda la idea, prueba una distro en modo Live, cacharrea sin miedo y decide por ti mismo. Apostaría a que acabarás descubriendo que dos mundos suman más que uno.

¿Ya convives con Linux y Windows? ¿Os llama la atención este setup? Contáctame para contarme tus anécdotas o dudas; siempre respondo.

¡Nos leemos en el próximo post!

Posted in Fontanería informática, Guías, Pro Tips
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