Cuando la optimización de tokens y el procesamiento horizontal sacuden el paradigma
La inteligencia artificial ha llegado a un punto de inflexión. Por un lado, los recursos computacionales son cada vez más eficientes; por otro, las estrategias para abaratar costes y aligerar contextos se multiplican. Gracias a herramientas como Deepseek OCR y arquitecturas “token-friendly”, cada vez vemos más casos de manejo de grandes volúmenes de tokens optimizado. Y tras lidiar a diario con la tecnología RAG en mi trabajo, me surgen muchas preguntas… ¿estamos a las puertas del fin de la era de la Retrieval Augmented Generation (RAG)?
La promesa de RAG
La magia de RAG radica en su capacidad para sintetizar enormes masas de datos, seleccionando “chunks” (o fragmentos) a dedo para ahorrarnos tokens y enfocarnos en lo relevante. La técnica ha permitido:
- Extraer vectores de embeddings de una colección documental.
- Hacer chunking (segmentación) de los textos para adaptarlos al contexto del modelo.
- Mantener una base vectorial (vectorstore) que sirve como “memoria” para las consultas.
- Dar respuestas contextualizadas incluso con información “externa” al modelo base (no vista en el entrenamiento).
En efecto, RAG ha sido la estrategia elegida para muchas arquitecturas de IA empresarial y de productos: permite que modelos relativamente ligeros respondan a preguntas sobre datos propios de la organización, sin tener que reentrenar un LLM gigantesco para cada dominio.
Los retos que conviene reconocer
Pero como cualquier tecnología en crecimiento, RAG tiene sus “peros”. Y tras trabajar con ella día a día, los he ido constatando:
- Configuración inicial compleja: embeddings, strategies de chunking, vectorstores, conectores a múltiples fuentes… requieren mucha puesta a punto.
- Mantener los datos frescos: sincronización manual o scripts personalizados para actualizar la base documental y vectorial.
- Multiplicidad de fuentes: cada conector a diferentes sistemas/documentos puede generar fricción de mantenimiento.
- Reranking y optimización continua: hacer que los documentos más relevantes aparezcan depende de experimentación constante (y de métricas, feedback de usuario, etc.).
- Tiempos de respuesta y “ruido”: uno de los grandes cuellos de botella es el tiempo. La conexión al almacén vectorial, la búsqueda en sí misma, y sobre todo el procesamiento de información irrelevante. Algunas veces la cadena RAG incluye documentos que nunca deberían haber sido considerados — el modelo se entretiene con “ruido” que no aporta valor, lo cual alarga tiempos de proceso y puede perjudicar UX.
En definitiva: aunque RAG sigue siendo muy útil, cada vez me da “cosas que pensar” sobre su sostenibilidad y situación futura.
¿Por qué podríamos estar acercándonos al fin de RAG?
El motor que impulsa este posible cambio es la mejora horizontal de la IA: optimizar para que los contextos sean más grandes, los tokens más baratos, y hace que los modelos puedan asumir tareas antes consideradas imposibles sin RAG. Algunas pistas:
- Los avances en gestión de tokens permiten que modelos robustos puedan almacenar capítulos enteros de libros en su ventana de contexto, procesándolos a velocidades increíbles.
- Herramientas de orquestación ligera (por ejemplo, contenedores Docker que sirven para IA, OCR, preprocesamiento de texto masivo) permiten que la barrera de entrada sea menor y que el flujo de datos/inferencia sea más fluido.
- Si un modelo ya puede “leer” mucho más del contexto sin fragmentar, la necesidad de una etapa explícita de búsqueda + vectores + chunking se reduce.
- A esto se añade la tendencia hacia “modelos de contexto largo” y sistemas que engloban documentos completos, memoria integrada, y menos componente externo de búsqueda.
Entonces: si dejamos que mecanicemos estos avances, ¿estamos presenciando el declive de RAG como técnica dominante?
¿Significa eso que RAG va a morir mañana?
No necesariamente. Mi reflexión es más matizada:
- RAG seguirá siendo muy relevante en contextos donde hay muchas fuentes heterogéneas, donde la latencia no es tan crítica, donde el coste de contexto largo aún es prohibitivo o donde convenga externalizar la memoria.
- Pero sí es probable que RAG pierda protagonismo en aquellos escenarios donde los modelos de contexto largo, optimizados para tokens, y las arquitecturas internas sean asequibles y eficientes.
- En resumen: pasaremos de “RAG como estándar” a “RAG como uno de los patrones posibles”, a su vez acompañado (o reemplazado) por flujos donde el modelo engloba mayor parte del contexto directamente.
¿Qué debe hacer quien esté trabajando con IA hoy?
Para no quedarse obsoleto, recomiendo tres líneas de acción:
- Invertir en aprender y experimentar con modelos de contexto largo: explorar arquitecturas que permitan meter más texto de golpe, leer libros completos, documentos amplios, etc.
- Optimizar los flujos de token y preprocesamiento: utilizar OCR, contenedores ligeros, pipelines eficientes para reducir “ruido” en el contexto.
- Revisar la estrategia de RAG como parte de un conjunto más amplio de opciones: no depender exclusivamente de RAG, sino plantear arquitecturas híbridas que puedan mutar cuando el coste de contexto sea suficientemente bajo.
Conclusión
La IA ya no sólo está corriendo hacia modelos más grandes, sino hacia un tratamiento más horizontal de la eficiencia: menos fragmentación, más contexto, menor desperdicio de tokens. En ese sentido, la tecnología RAG, que fue una revolución para conectar modelos con memoria documental, empieza a mostrar sus límites operativos en entornos exigentes.
¿Estamos en el fin de RAG? No completamente. Pero muy probablemente estamos al final de su etapa dominante. Y quienes estemos trabajando con IA debemos prepararnos para la siguiente fase: modelos que lean más, procesen mejor y simplifiquen la arquitectura.
Si deseas explorar un caso práctico, no dudes en mirar mi proyecto “Mi Chatbot personal con RAG” donde lo implementé usando LangChain, React, Pinecone y contenedores Docker. (germanmallo.com)