El otro día estaba volviendome a ver Rick and Morty, todo era como siempre, hasta que llegué a un capítulo en el que se menciona algo llamado la “Cascada de Asimov”.
En la serie, es una escena delirante: una masacre de familias señuelo que se replican infinitamente hasta aniquilarse entre sí. Una broma pensada para que los fans buscaran el término en Google… y descubrieran que no existía.
Lo irónico es que, unos años después, esa broma se ha vuelto más real de lo que parecía.
De una broma de ficción a un fenómeno digital
En la serie, la “Cascada de Asimov” era solo humor negro y ciencia ficción.
Pero si la extrapolamos al mundo actual de la inteligencia artificial generativa, describe algo que realmente está empezando a ocurrir:
una multiplicación descontrolada de contenido generado por IA que se alimenta a sí mismo, degradando progresivamente la calidad de la información.
Cada vez hay más textos, imágenes y audios producidos por modelos de IA. Y estos modelos, a su vez, se entrenan con datos recogidos de internet… donde ya hay contenido generado por otras IA.
El resultado: un bucle de retroalimentación donde los modelos aprenden de información artificial, perdiendo poco a poco el contacto con la realidad.
Una cascada digital en toda regla.

La paradoja de la abundancia
La IA ha hecho posible una explosión de contenido sin precedentes.
Podemos generar artículos, vídeos, imágenes o canciones en segundos.
El problema no es la cantidad, sino la pureza de los datos.
Antes, los modelos se entrenaban con textos escritos por humanos. Hoy, buena parte del nuevo material online proviene de máquinas.
Y cuando una IA aprende de otra IA… los errores, sesgos y distorsiones se amplifican como un eco infinito.
Lo que parecía una herramienta para organizar el conocimiento puede acabar degradándolo.
Un bucle perfecto: cada nueva generación de modelos aprende de la anterior, pero con menos información real y más ruido.
El comienzo de la “Cascada de Asimov”
Isaac Asimov, el escritor que da nombre a esta broma, fue quien imaginó las Tres Leyes de la Robótica para limitar el comportamiento de las máquinas.
Hoy, el término “Cascada de Asimov” parece casi una ironía involuntaria: una profecía sobre el punto en el que la automatización del conocimiento empieza a volverse contra sí misma.
La metáfora funciona demasiado bien:
- Las IA crean copias de conocimiento.
- Esas copias generan nuevas copias.
- Y en algún momento, el sistema empieza a colapsar sobre su propia artificialidad.
Una advertencia disfrazada de chiste
El chiste de Rick and Morty se ha convertido, sin querer, en una advertencia sobre la era digital.
No es que vayamos a vivir una masacre de clones como en la serie, pero sí estamos asistiendo a algo similar:
una masacre de la originalidad, donde el contenido humano se diluye entre versiones infinitas y cada vez menos auténticas.
Si no preservamos las fuentes, la veracidad y el contexto, corremos el riesgo de crear un internet donde todo parece cierto pero nada lo es del todo.
En resumen
La “Cascada de Asimov” nació como una broma de guionistas.
Pero con la IA generativa, se ha transformado en una metáfora real de nuestro tiempo:
un ciclo en el que las máquinas aprenden de sí mismas y la información se erosiona en cada iteración.
Tal vez el reto de los próximos años no sea crear más conocimiento, sino mantenerlo humano.
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